Se estima que por lo menos la mitad de la frontera que comunica los Estados Unidos con México, se encuentra protegida por Aeronaves no Tripuladas (Drones), los cuales están encargados bajo funciones de mando controlar los espacios donde la presencia de agentes y cámaras de seguridad de Estados Unidos es insuficiente.
En Estados Unidos, ha venido tomando mucha fuerza el uso de cámaras de seguridad como estrategia para combatir los cárteles mexicanos; es por esta razón que la Agencia de Seguridad Nacional y las Agencias locales de Procuración de Justicia decidieron utilizar drones equipados con cámaras de última generación para extender la lucha contra cárteles mexicanos dedicados al contrabando, narcotráfico y distribución ilegal de drogas; Aunque actualmente existen sistemas que protegen de perturbaciones electrónicas los drones, estos cárteles utilizan su dinero para bloquear los sistemas de los drones que son manipulados para patrullar partes de la frontera que se encuentran sin vigilancia alguna.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza tiene la necesidad de utilizar los drones por razones anteriormente expuestas, con estudios anteriormente realizados se considera esencial el uso de los drones en especial los más pequeños, ya que son menos vulnerados a la falsificación de la verdadera ubicación de estos grupos ilegales. Aunque continúa siendo incierta la cantidad de veces que es alterada la señal de los drones que cumplen la función de vigilancia en este territorio, cabe mencionar que los ataques que han sido perpetrados por estos carteles limitan la capacidad de reacción y persecución sobre las posibles rutas contrabandistas.
A la fecha se han revelado complicaciones y algunas de ellas son la adquisición por parte de estos carteles de dispositivos que existen para otro tipo de trabajos, por ello se cree que un dron más pequeño sería más adecuado para el trabajo fronterizo.